Vivimos una época convulsa en la que estar tranquilo, animado y sin miedos o temores parece una excepcionalidad. Es casi mayoritaria la situación en la que, por diferentes cuestiones, siempre estamos preocupados, agobiados o intranquilos. A veces es el resultado de conflictos con nosotros mismos que no sabemos cómo resolver, en otras son situaciones o problemas que tenemos con los demás y en ocasiones son el fruto de conflictos que nos vienen del exterior: economía, trabajo, hipotecas, coste elevado de la vida, problemas con la vivienda o la política, sólo por dar algunas pistas.
Suponemos pues, que la consecuencia de todo esto es la aparición de lo que llamamos “estar nervioso” o tener ansiedad. A lo largo de una vida, ¿quién no ha sentido miedo como respuesta a una amenaza inminente, o ha estado ansioso ante una amenaza que se nos echa encima?.
Ahora bien, hay un salto en la repercusión de los “dichosos” nervios, cuando por la intensidad y la duración de los mismos empiezan a crearnos dificultades en nuestra vida cotidiana, crearnos problemas o síntomas físicos, nos preocupan en exceso, nos tienen ocupada la mente una buena parte del día, e incluso interfieren en nuestra actividad laboral o en la relación que tenemos con los demás. Y qué decir cuando, ante la ansiedad o el miedo, la respuesta es una crisis de pánico, donde nos vemos desbordados por toda una serie de síntomas físicos que nos llegan a hacer sospechar de una dolencia física grave, y que pensamos puede provenir de un problema cardíaco o cerebral.
Dos datos a relevar: los trastornos de ansiedad suelen comenzar en la infancia o adolescencia y la proporción es doble en la mujeres que en los hombres.
Y la pregunta es: ¿qué debo hacer si me siento ansioso, con excesivo miedo o padezco alguna crisis de ansiedad?.La respuesta: primero acuda a un médico de confianza, puede estar sufriendo alguna enfermedad que provoque estos nervios que ya intuye son "excesivos". Ciertas enfermedades endocrinas (tiroides, glucosa, ...), ciertos trastornos cardiovasculares (armología, insuficiencia cardíaca, ...), enfermedades pulmonares (EPOC, asma, ..), trastornos metabólicos; (deficiencia vit B 12, la Porfíria, ..) y enfermedades neurològicas (encefalitis, neopl&ea;sías, ...), son algunos ejemplos. Por tanto antes de plantearse tratamientos alternativos, relajació u otras estrategias, psicológicas o no, primero acuda a su médico generalista. Cuando se haya hecho lo que se necesite para descartar cualquier origen físico de su estado de ansiedad, acuda primero a un médico especialista. La mejor puerta de entrada para un tratamiento de ansiedad intensa y persistente,
I, ¿què me propongoà el especialista? . Primero aclarar si la ansiedad que padece es justificada a la situació que se encuentra, si ustedè siempre ha respondido con nervios ante cualquier estímulo fuera de su rutina, si ha sufrido o sufre algún otro problema de origen psíquico que pueda estar provocando esta ansiedad (una depresión, un trastorno obsesivo-compulsivo, etc.). ). Si no hay enfermedad psíquica que le acompañe, existe una serie de trastornos en los que la ansiedad es protagonista: fóbies simples o sociales, trastorno de pànico, agoraf&oa;bia, trastorno ansiedad generalizada, etc.
En definitiva, la ansiedad no tiene porqué prevalecer en nuestra vida. Seguramente a lo largo de nuestra vida pasaremos por momentos de ansiedad, razonable, lógica y proporcional a lo que nos ocurre, pero si observa, padece una ansiedad que le hace sufrir, le causa malestar físico, le limita su vida, no lo disimule, no aguante, no crea que se irá o será pasajera. Puede ocurrir, pero la mejor estrategia es afrontar la ansiedad, las crisis de ansiedad con ayuda profesional, intervendrá un equipo, siempre con médico general, especialista y si hace falta un psicólogo recomendado.
Dr. Josep Rebordosa.
Médico Psiquiatra del Centre Mèdic i Dental Parets